Situación del arte en el malestar posmoderno
“Si la historia del arte pudiera
ser
representada gráficamente,
por ejemplo en la tabla
que usan las enfermeras para
anotar
la curva de la fiebre de sus
pacientes,
las líneas formarían las
mismas montañas y valles
ascendentes y descendentes
y demostrarían que en el arte
no hay un desarrollo sólo
ascendente
sino que también conoce los
descensos,
que pueden producirse
en cualquier momento.
Y lo mismo ocurre con el trabajo
del artista.”
Pablo Picasso
El comienzo
del siglo XX se caracteriza por la subversión de las certezas que fueron
pilares de la Modernidad.
·
En
el campo del arte la ruptura con la figuración tiene su máximo exponente en
Picasso y el cubismo.
·
Freud
y el inconciente respecto al sujeto cartesiano.
Planteo esto
porque son los comienzos, a mi entender, de
lo que anunciaba Hegel en la
Estética como el
Fin del Arte.
Con la ideología posmoderna y su pensamiento
débil se va a generar una peculiar situación en el arte de fin del siglo XX que
se caracteriza por la ausencia de estilo, sobretodo en lo que podemos denominar
autoreferencialidad de la obra donde el objeto remite a sí mismo. Cito a
Bernard Venet en referencia al arte conceptual: “este trabajo insiste en la
particularidad de no utilizar lo material para crear las formas: es la forma
misma. Ésta es la razón por la cual digo con frecuencia que mis obras son
autoreferenciales”.
Vivimos una época en la que pareciera que todo puede ser llamado arte. O sea que nada es arte. Tomemos
por caso el Body Exhibition o lo que El espejo no muestra, y que
ha convocado a cientos de miles de espectadores en Europa, Japón, Estados
Unidos y hasta hace poco lo pudimos ver en el Abasto porteño. Si tomo este
ejemplo es porque es el más significativo respecto a la influencia de la
dominante en el malestar actual en el arte, y a la vez confirmaría la hipótesis de Badiou
respecto a la “pasión por lo real” que marca al siglo. Sabemos desde Freud que los
artistas, a pesar de su capacidad sublimatoria, no están exentos del malestar,
a lo que podemos agregar que el arte
tampoco lo está.
Para justificar mi posición los invito a realizar un recorrido para
establecer de qué malestar hablo cuando me refiero al malestar en la cultura.
Comienzo entonces por definir el
psicoanálisis como:“una praxis
terapéutica, que surge como una respuesta racional y por lo tanto comunicable
al malestar en la cultura que se manifiesta como un exceso de malestar en el
sujeto”.
Malestar que es estructural, es decir
que no hay posibilidad de erradicarlo.
La cultura a la que me refiero la
tipifico como cultura cientifica. Pasemos ahora a desarrollar y justificar esta
proposición.
La
civilización científica y el sujeto de la ciencia.
Aquí me voy a referir a ese capítulo tan importante del psicoanálisis que es el Malestar en la cultura. Se hace preciso entonces justificar el título, qué es la civilización científica.
Es la
cultura que "nace" después del gesto cartesiano que funda la Modernidad.
En este
gesto se condensan los gestos de Galileo, Bruno y Kepler entre otros. Modernidad que va a poder ser subsumida
en un significante: La Ciencia. Es decir que va a haber otras características,
sin duda alguna, que se le puedan asignar a esta Modernidad pero que todas
ellas van a ser subsumidas bajo el significante Ciencia. Esto quiere decir que los sujetos de esta
cultura van a ser sujetos, efectos, de este nuevo ordenamiento significante.
En la Edad Media el
ordenamiento se producía alrededor del significante Temor
a Dios.
En la Modernidad será
reemplazado por La Ciencia.
Punto de
mira, lugar alrededor del cual se organizarán las experiencias humanas.
"Si el yo del hombre moderno ha tomado su forma, en el callejón sin salida
dialéctico del "alma bella" que no reconoce la razón misma de su ser
en el desorden que denuncia en el mundo, una salida se le ofrece al sujeto para
la resolución de este callejón donde delira su discurso. La comunicación puede
establecerse para él válidamente en la obra común de la ciencia y en los
empleos que ella gobierna en la civilización universal; esta comunicación será
efectiva en el interior de la enorme objetivación constituida por esa ciencia,
y le permitirá olvidar su subjetividad;... le dará ocasión de olvidar su
existencia y su muerte, al mismo tiempo quele dará oportunidad de desconocer
en una falsa comunicación el sentido particular de su vida." Esta es la
alienación más profunda del sujeto de la civilización científica. Esta es una
forma de locura que la sociedad (función del socius) científica genera. Produce
una sutura en la división misma de este sujeto ($) al ofrecer ideales en los
que se identifica sin mediación, donde el psicoanálisis no esta exento, cuando
por vía del algún psicoanalista habla en nombre de la ciencia para tipificar
ciertas conductas y explicarlas a través de algún medio masivo. También escuchamos su efecto cuando alguien en la
consulta nos dice: soy fóbico o seguramente habrá habido alguna motivación
inconciente en lo que hice, ¿no Dr.?
Si bien el psicoanálisis no está exento, hoy, de favorecer esta
alienación, también podemos decir que él nació como una respuesta, como un
retorno desde lo social, al malestar característico de la modernidad. En este
sentido el psicoanálisis es una respuesta al malestar de la civilización
científica, y por eso mismo es que no podría haber nacido si no hubiese tenido
a la ciencia como su condición. De la misma manera podríamos decir que el marxismo
es la respuesta al capitalismo, y que éste fue su condición. Pero el marxismo
tampoco escapa al significante ciencia o acaso ¿no es El
Capital la obra científica de
Marx?. El paradigma de la neurosis obsesiva, el caso que fue elevado a nivel de
paradigma, El hombre de las ratas
llega al psicoanálisis a través de la lectura de La psicopatología de la vida cotidiana, sujeto de la ciencia, este abogado llega a Freud
por haber leído un texto que fue por él elevado al rango de científico. A la
vez, es mi conjetura, respondió a la maniobra de Freud que, en plena etapa de
transmisión y de difusión de su ciencia, intenta con esta publicación hacer
entrar el psicoanálisis en la sociedad. Por consiguiente, digo, que hay un
sujeto de la ciencia, que es antinómico a la ciencia, pero que es efecto de
ella y de ese sujeto es del que se ocupa el psicoanálisis y que ese sujeto es
el que padece el malestar que Freud tan bien analizó en los comienzos de la
década de 30. Malestar que hoy podríamos llamar horror, y esto porque entre ese
texto de Freud y la actualidad han pasado, obviamente muchas cosas, pero hay
una que considero clave: Auschwitz, tanto como decir que entre Hegel y Freud,
la clave fue la máquina a vapor. Poco antes de morir, frente a la barbarie nazi
Freud dijo: "hoy queman mis libros, en la Edad Media me hubieran
quemado a mi". Ocurre que el creador del psicoanálisis creía, sí, creía en
la razón, en la ciencia y en su progreso y que ese mismo progreso podía evitar
la barbarie, si bien su escepticismo le impedía tener fe, como lo muestra en
las últimas líneas de Malestar..., pero
no podía dejar de creer, o acaso él no era también un sujeto de la ciencia.
Ocurre que contrariamente a lo que pensaba la “ sutura positivista o cientificista,
que esperó que la ciencia configurara por ella misma el sistema acabado de las
verdades del tiempo” , Auschwitz nos muestra cómo la ciencia unida al fanatismo
fundamentalista, de la segunda figura hegeliana, no puede evitar la barbarie.
Después del nazismo es mucho lo que todavía queda por pensar, a expensas de
todo lo que se dijo.
Con este recorrido intento mostrar cómo la dominante del malestar
actual, la ciencia, se hace presente en todos los campos incluyendo el arte, en
particular lo que se denomina arte conceptual.
Si Duchamp puede ser considerado el precursor de éste no habría que
olvidar lo que dice Octavio Paz al
respecto: “su gesto no es tanto una operación artística como un juego filosófico”. Podría decirse que Duchamp es
el primer artista sin arte, en el sentido de que el producto no es una
obra sino el gesto convertido en obra. Para ser más claro “La fuente” no es
la obra sino que el gesto de profanación de poner un mingitorio en el
lugar de la obra pasa a ocupar el lugar de ésta.
La obra de
arte narra una historia independientemente de la filosofía de su autor, sin embargo
lo que ocurre con el arte conceptual y con el abstraccionismo en particular
(pienso en Rotkho) es que borra la
historia, la narración, quienes hablan y arman la historia son los curadores,
los críticos y los catálogos y esto se
enlaza con lo que ocurre con la ciencia que olvida su historia,
(olvida los dramas subjetivos de aquellos que contribuyeron a fundarla) es más no necesita de
ella, al igual que la ideología posmoderna.
La ideología posmoderna al negar la historia y apostar al no sentido o
al sinsentido no hace otra cosa que fundar un nihilismo estetizante y absolutamente paralizante, me arriesgo a
decir que esta es una nueva modalidad que adopta la pulsión de muerte en la
época del individualismo posmoderno
Bibliografía:
Lacan, Jacques, Función y campo de la
palabra y del lenguaje en psicoanaálisis. Escritos I, Siglo XXI editores, México 1978.
Lacan, Jacques, La ciencia y la verdad.
Escritos I, Siglo XXI editores, México 1978.
Paz, Octavio, Marcel Duchamp o
el castillo de la pureza.Ediciones Era, S.A., México, 1968
Hess, Walter, Documentos para la
comprensión del arte moderno. Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1994.
Boyé, Claudio R.,
El malesta en la civilización científica.
Reflexiones sobre el individualismo posmoderno. Revista Oxímoron Nº 2, año
1997.
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