jueves, 27 de septiembre de 2012

Fin de Análisis y pase





FIN DE ANALISIS, PASE Y POSICIÓN SUBJETIVA
                                        “¿Acaso nuestra teoría no reclama para sí el título de
             producir un estado que nunca preexistió
de manera espontánea
en el interior del yo, y cuya neo-creación
 constituye la diferencia esencial
entre el hombre analizado y el no analizado?
Sigmund Freud. Análisis finito e infinito.


Lo que voy a citar a continuación es un fragmento de la conferencia sobre “Lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, dictada por el Dr. Jacques Lacan, en julio de 1953, en oportunidad de la fundación de la “Sociedad Francesa de Psicoanálisis”. Sociedad científica constituida por el grupo disidente que se separa de la tutela de la “Sociedad Psicoanalítica de París”, adscripta esta última a la Asociación Internacional de Psicoanálisis. El grupo disidente estaba formado por: Daniel Lagache, J. Lacan, F. Dolto, J. Favez-Boutonier y B. Reverchon-Jouve.
“Cuando expresamos al término de nuestra selección, todos los criterios que se invocan (¿es necesaria la neurosis para hacer un buen analista? ¿un poquito?¿mucho? ¿seguramente no, en absoluto? Pero al fin de cuentas ¿es eso lo que nos guía en un juicio que ningún texto puede definir, y que nos hace apreciar las cualidades personales de esta realidad?) podrían reducirse a esto: ¿ qué significa que un sujeto tenga pasta o no tenga pasta, que sea, como dicen los chinos (she-un-ta) o un hombre de gran talla, o (sha-o-yen) o un hombre de pequeña talla?. Es algo –es necesario decirlo- constituye lo límites de nuestra experiencia. Es en este sentido que se puede decir para plantear la cuestión de saber qué entra en juego en el análisis: ¿de qué se trata? Acaso de ese rapport real del sujeto –a saber, según un cierto modo y según nuestras medidas de reconocimiento-. ¿Es sobre eso que debemos trabajar en el análisis? Ciertamente no. Se trata de otra cosa. Y he aquí la pregunta que nos planteamos sin cesar y que se plantean todos los que intentan formular una teoría de la experiencia analítica.
¿Qué es esa experiencia singular entre todas, que va aportar transformaciones tan profundas a los sujetos. Y qué son tales transformaciones. Y cuál es su resorte ?”.



Esta cita permite introducir una temática problemática que es la del fin de análisis por un lado y la del pase por otro. Problemática porque no hay una manera estandarizada de finalizar un análisis, y sí diferentes versiones, ya de Freud, ya de Lacan, al respecto.
Respecto al pase porque plantea cuestiones tanto teóricas, como prácticas, e institucionales y, por ende, políticas.
La cita introductoria nos informa que Lacan desde muy temprano estaba interesado en saber  ¿qué es el psicoanálisis? y ¿qué es un analista? Esta pregunta la sostendrá hasta el final de sus días. Respecto al fin de análisis aportará varias y diferentes respuestas, algunas incluso aparentemente contradictorias.
Por ejemplo en Función y campo de la palabra del lenguaje en psicoanálisis, dice:
“...que la cuestión de la terminación del análisis es la del momento en que la satisfacción del sujeto encuentra cómo realizarse en la satisfacción de cada uno, es decir, de todos aquellos con los que se asocia en la realización de una obra humana. Entre todas las que se proponen en el siglo, la obra del psicoanalista es tal vez la más alta porque opera en él como mediadora entre el hombre de la preocupación y el sujeto del saber absoluto.” “El final del didáctico mismo no es separable de la entrada del sujeto en su práctica”.



En este texto el fin de análisis esta en función de un sujeto pensado como intersubjetividad.
En la Dirección de la cura...dice:
“La función de este significante (falo) como tal en la búsqueda del deseo es ciertamente, como Freud lo observó, la clave de lo que hay que saber para terminar los análisis: y ningún artificio lo sustituirá para obtener este fin”.
 Queda claro aquí que el fin de análisis está en función del significante falo.
Menciono sólo algunos otros escritos: “...informe de Daniel Lagache...”, “Subversión del sujeto”, “La proposición...”, y “L’ etourdit”.
Entre los seminarios me detendré en el de acto, el XV. Seminario en el que la versión castellana es poco fiable. Tanto por su traducción así como por el establecimiento del texto.
Doy un solo ejemplo: En la página 96, correspondiente a la clase VIII de 7/2/68 dice: “¿Qué quiere decir, para tomar las cosas como alguien como Piercé y Charles Sanders...?”
Acaso el traductor...., o quien establació el texto ¿no se dio cuenta que después Lacan desarrolla el cuadrilatero de Peirce?
Acaso ¿habría que agregarle que Charles Sanders Peirce fue el fundador de la semiótica, que el concepto de signo desarrollado por él esta más cercano al significante de Lacan que el signo de Saussure? Seguramente diría con un gesto de horror frente a la herejía, pero ¿de qué está usted hablando?
Dejemos a este supuesto dogmático lacaniano y pasemos nuevamente al tema que nos convoca. 
En el seminario del acto analítico Lacan plantea la pregunta:
¿Qué es ese sujeto antes y después de ese salto presuntamente realizado?
Salto de analizante a analista. 
Este salto que se produce después del fin de análisis-entendido como atravesamiento del fantasma, identificación al síntoma y saber hacer con el“sinthoma”- y ese pase producen algo nuevo, una nueva posición subjetiva llamada: analista.
Considero en este sentido que Lacan radicaliza las posiciones freudianas. En Freud hay algo absolutamente nuevo que aporta el psicoanálisis y es la función del psicoanalista.
En lo que respecta al fin de análisis en Freud hay, en términos generales, un callejón sin salida, una impasse.  Pero cuando hablamos de esto no debemos olvidar que Freud se refiere a la posición subjetiva frente a la castración, es más, al final del texto dice que la elección de la posición frente a la castración está en el sujeto, la cita :
“Nos consolamos con la seguridad de haber ofrecido al analizado toda la incitación posible para reexaminar y variar su actitud frente a él”.
 En Lacan encontramos el pase como la condición para una nueva posición subjetiva: la llamada analista.
 Considero que esta es la gran tesis de Lacan respecto del pase. 
Entonces el hay fin de análisis,  por atravesamiento del fantasma y por identificación al síntoma, y un saber hacer con el “sinthoma”, es la condición para el salto a la posición subjetiva de analista.
Esto implica una transformación a verificar en la experiencia y que engendra un deseo nuevo llamado deseo de saber. Esto significa una modificación en relación al neurótico.
La posición del neurótico es un “yo no sabia”,  y también “no quiere saber (en el sentido de la represión) nada...de su goce” .
Entiendo que el deseo de saber, y el saber que se adquiere después del pase es un saber en este sentido.
Una experiencia respecto de los límites del saber, un respeto por lo no sabido, una elaboración, durcharbeitung dice Freud, del saber.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            Podríamos decir un sujeto libre de las presiones del Otro.  Entonces el pase separa del Otro, al menos por un tiempo. Implica la posibilidad de testimoniar respecto a la trayectoria  que llevó al cambio y también a hacer aparecer el mecanismo del cambio. En términos de Freud hacer la experiencia de la existencia de lo inconciente, a través de la emergencia de lo reprimido.
En términos de Lacan que el inconciente diga porqué.
Por último quiero mencionar el duelo del pase.
Es un duelo programado desde el dispositivo analítico, desde la dirección de la cura, que lleva al sujeto a descubrir el universal de la castración. 
Desde ya aclaro que esto no significa que el sujeto llegue a un punto donde devendría incurable, es decir alguien que ya no necesite pasar por otro análisis.
No se trata de un alta, como los que otorgaba en una época la APA, que eran, algo así, como certificados de Salud Mental.
De ninguna manera, pues este salto a lo nuevo le permite al sujeto tener algunas claves, algunas llaves de su división, pero de ninguna manera funciona como una vacuna o como una profilaxis, y esto ya lo ha planteado Freud en el texto mencionado en el epígrafe.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Por último este sujeto es una dificultad para el grupo, las características mencionadas hacen que este sujeto no contribuye a generar un efecto de “engrudo”, una tendencia a construir espíritu de cuerpo.
Esto genera preguntas respecto al aspecto institucional del pase y a las instituciones psicoanalíticas. No voy a desarrollar este punto sino que lo menciono como uno posible para ser discutido, sin embargo me gustaría recordar lo que dice Lacan en la disolución (18/3/80): "que cada uno ponga lo suyo. Vamos reúnanse,  encólen­se juntos el tiempo que haga falta para hacer algo, y luego disuélvanse para hacer otra cosa".                                         


 Claudio R. Boyé
                                                                                                                                                                            

martes, 25 de septiembre de 2012

DEL SUJETO DEL PSICOANALISIS


 DEL SUJETO DE LA  CIENCIA Y LA TRANSMISION DEL PSICOANALISIS


“Si tenemos que introducir y muy necesariamente a nivel del psicoanálisis la función del acto, es en tanto que ese hacer psicoanalítico implica profundamente al sujeto. Ese sujeto en el psicoanálisis es puesto en acto”.
Jacques    Lacan

INTRODUCCION
        Este trabajo es producto de una investigación que vengo realizando desde hace ya tiempo respecto a ciertos sintagmas cristalizados que circulan dentro del psicoanálisis postlacaniano[1]. Algunos de ellos son, por ejemplo, “por la ley se engendra el deseo”(trabajado en el artículo “No todo es significante” publicado en Oxímoron N º 1 ),  “no hay sujeto en la psicosis”, “no hay falta en la psicosis”o “la ciencia forcluye al sujeto”. Plantear que dentro de la comunidad analítica existan sintagmas cristalizados, que son vehículos de ideología, es decir productos del sentido común psicoanalítico (léase psicológico), puede parecer una obviedad. Sin embargo cuando en una disciplina sistemática, como es el caso del psicoanálisis, se encuentran este tipo de frases hechas y se las repite en escritos de diferentes analistas, de una escuela o de otra; se la escucha en boca de postlacanianos haciendo ejercicio de transmisión en cursos y seminarios; o disertando en coloquios y congresos merece, por lo menos, una lectura de la situación del psicoanálisis. En este caso me refiero al postlacanismo porteño. Aunque el tema excede las fronteras regionales y nacionales. Convocado por esta situación decidí investigar sobre estos prejuicios(1) que se repiten con la fuerza de la opinión, generalmente acompañados de “Lacan dijo...”. Lo que quiero comunicar es el resultado de la investigación bibliográfica ( que continúa) realizada en torno a la tan mentada frase “la ciencia forcluye al sujeto”. Para lo cual se hace necesario aclarar que no se trata de una guerra de citas, de si Lacan dijo o no dijo...Se trata, en mi propuesta, de si se puede sostener racionalmente la aseveración antes mencionada(“la ciencia...). La conclusión, la anticipo, es que es imposible sostener, con argumentos, tal afirmación. A continuación intentaré demostrarlo.
DEL SUJETO Y DE LA SUBJETIVIDAD
1)   “El sujeto del psicoanálisis no evoluciona. ¿Qué quiere decir esto? Que el sujeto, efecto del acto analítico, cuando emerge no evoluciona simplemente porque no es el mismo. Es otro sujeto.”
2)   “El sujeto del psicoanálisis es un supuesto. Es decir un subjectum. De acuerdo con la etimología y la tradición medieval un sub-puesto es lo arrojado debajo como sostén supuesto de un juicio aseverado. Por lo tanto el que concluye-en el sentido de los tiempos lógicos- es el saber inconciente, no el sujeto, este último es incluido en tanto excluido por el saber que lo produce como su supuesto, en el sentido literal del vocablo."
3)   “Si este matema -$- está dividido por el significante, no es causa sui, no es agente, es un puro efecto, como la electricidad (efecto del movimiento de los electrones); sujeto: efecto del movimiento de los significantes. Entonces ¿cómo es posible que se escriba y se hable de sujeto deseante?.”
4)   “De la subjetividad quiero decir que es efecto de la construcción del fantasma. Entendiendo por subjetividad la articulación de RSI y de los empalmes entre lo simbólico de lo simbólico, lo simbólico de lo real y lo simbólico de lo imaginario; así como lo real de lo real, lo real de lo simbólico y lo real de lo imaginario; y lo imaginario de lo real, lo imaginario de lo simbólico y lo imaginario de lo imaginario. Esto es lo que da cuenta de la subjetividad, no el sujeto. El sujeto es asubjetivo. ¿Cuándo se construye esta subjetividad? Cuando el sujeto emerge como respuesta al Che Voi?; ¿Cuándo ocurre esto? Cuando se termina de construir el fantasma, es decir al finalizar el pasaje por el Edipo, incluyendo su reedición. ¿Qué implica la construcción del fantasma? Nada más, ni nada menos que “La condición humana”, tal como la registró Magritte”.
“Cuando se habla de lo subjetivo, e incluso cuando aquí lo cuestionamos, siempre permanece en la mente el espejismo de que lo subjetivo se opone a lo objetivo, que está del lado del que habla, y   que por lo mismo está del lado de las ilusiones: o porque deforma o porque contiene a lo objetivo. La dimensión hasta ahora eludida de la comprensión del freudismo, es que lo subjetivo no está del lado del que habla. Lo subjetivo es algo que encontramos en lo real.” (Lacan).
La noción de sujeto  es clave en la práctica del análisis. Operamos como analistas sobre el sujeto-$-. Sin embargo al decir sujeto hacemos Uno y este Uno deviene en prejuicio y entonces ocurre que confundimos y hacemos equivalentes sujeto- individuo- paciente. En definitiva le otorgamos una subjetividad al sujeto ($) y caemos en la “yocracia”con terminología lacaniana. La subjetividad, pensada en esta línea, se transforma en el bien más preciado, en un Ideal al cual debemos conducir al sujeto. De esta manera, es obvio, nos alejamos del psicoanálisis para tranformarlo en una “ortopedia humanitaria” que nada tiene que ver con el inconciente freudiano.                                                                                      
DEL SUJETO DE LA CIENCIA
Lacan plantea que el sujeto sobre el que opera el psicoanálisis es el sujeto de la ciencia, lo cito:  “Decir que el sujeto sobre el cual operamos  en el psicoanálisis  no puede ser sino el sujeto de la ciencia puede parecer paradojal.” Paradojal ¿por qué? ¿Acaso porque ciencia y psicoanálisis estarían enfrentados? En nuestros pagos parece que sí, y al viejo estilo del marxismo vernáculo con el capital “foráneo”. Es decir se ha constituido una suerte de ideología “ psicoanalítica humanística” que repitiendo la tan mentada frase “la ciencia forcluye al sujeto”, presenta al psicoanálisis como el lugar “Ideal”donde el pobre sujeto despedido por la ciencia, cual malvada inquisidora de la modernidad, encontraría a Aquel que prestaría su oreja para los padecimientos de nuestro antihéroe posmoderno.
        Sin embargo de lo que se trata,para Lacan, es de que la ciencia es una maniobra respecto de un saber: el saber científico. Este tiene ciertas características:
-No tiene memoria (olvida los dramas subjetivos de aquellos que contribuyeron a fundarla)
-No olvida nada (metodología, pasos)
-Es racional, matemático, comunicable, formulable.
-La verdad es tratada en términos de verdadero/falso. Opera con la noción de exactitud.
Su correlato antinómico: El sujeto en tanto dividido. Este:
-Tiene memoria (historia)
-Olvida
-Opera con la verdad (dinámica)
-Hay falta en lo simbólico.
Para Lacan la ciencia forcluye la verdad como causa, y opera sobre un sujeto que es el sujeto de los juegos de estrategia. Sus características:
-Sabe qué puede
-No olvida nada
-Sabe que quiere ganar (pero no sabe lo que quiere)
-Simbólico completo
Ahora bien ¿qué hace la ciencia con su correlato antinómico?
Intenta suturarlo, coserlo. De  dos hacer uno. ¿Cómo? Con dos maniobras:
a)   La lógica simbólica: 1)Hay universo de discurso.
    2)Tablas de verdad (vs verdad dinámica)
   3)Metalenguaje (hay Otro del Otro, hay garantía de la              verdad, Dios no engaña).
b)   La psicología: Toma al hombre como objeto de estudio. Anula la particularidad. Supone a todos iguales. Es un intento científico de suturar el efecto sujeto dividido.

¿Por qué es tan importante esta noción de sujeto de la ciencia? Porque es parte de lo que Lacan construyó, a mi entender, para hacer del psicoanálisis una disciplina racional, transmisible vs. un   psicoanálisis inefable, no comunicable (o sea para saber algo de esto hay que analizarse), salvo los rituales de iniciación. Porque no es lo mismo forcluir al sujeto que forcluir a la verdad como causa. Las consecuencias de forcluir la verdad como causa son las enunciadas más arriba. Las de forcluir al sujeto llevarían  a postular que Freud produjo un retorno en el seno de la ciencia y que ese retorno se llama sujeto y como consecuencia que el psicoanálisis es portador de una verdad última respecto al sujeto. Cuando el retorno que produjo Freud fue el de la verdad en el campo del saber. Una verdad que siempre es efecto de represión, la verdad en cuestión se llama castración. “ Esto significa operar con una verdad dinámica, que se juega en las palabras. En cómo una palabra se dice verdadera, cómo garantiza de sí misma que es verdadera. Debe para esto decir que no es mentirosa, lo mismo que hace toda palabra mentirosa.Esto quiere decir que no hay palabra que pueda evitar los efectos de la falta de verdad de la verdad. No hay garantía de la verdad. Esto es lo que forcluye la ciencia. Por eso su orden simbólico es completo, pues la inexistencia de la verdad de la verdad es la manera en que se registra  la incompletud del orden simbólico, la incompletud del Otro. Por eso para la ciencia Dios no juega a los dados con el mundo, o sea Dios no engaña.”  Para la neurosis todo el drama se juega aquí: el Otro engaña, no es completo y encima no existe. La maniobra neurótica consiste en darle consistencia al Otro, afirmar que existe, y el Otro del Otro también. Considero que de cómo se entiendan estas cuestiones deviene una u otra manera de operar en la clínica. Para  ser más estricto, en la función deseo del analista tanto en la intensión como en la extensión.
LECTURAS
El otro punto de mi trabajo partió de un interrogante:¿De dónde los postlacanianos han deducido, inferido o leído, que la ciencia forcluye al sujeto?
Realizando un exhaustivo relevamiento bibliográfico, encontré que quien por primera vez plantea esta cuestión es J.A. Miller en un viejo texto titulado “Acción de la estructura”(1964). Muchos años después en una de las conferencias, dictadas en Caracas, previas a la llegada de Lacan, editada luego como “Elementos de epistemología”, dentro del volumen titulado “Conferencias Caraqueñas”(2), lo dice con todas las letras. Sin duda merece un artículo aparte lo que implica en la historia del lacanismo esta lectura milleriana de Lacan, que comienza con el texto más arriba citado, y que se continúa con “La sutura”, texto que, casualmente, es  respondido por el mismo Lacan en la clase inaugural del seminario “El objeto del psicoanálisis”, y editado posteriormente en los “Escritos” como “Ciencia y Verdad”.
Sin embargo lo que interesa para responder a mi interrogante es que la lectura milleriana de Lacan, es mi hipótesis, se introdujo junto con el pensamiento del maestro francés en estas costas del Plata hacia mediados de los 60. Esta lectura  por lo tanto, está tanto en los orígenes de este sintagma cristalizado como en los comienzos de la transmisión del psicoanálisis lacaniano.

Entonces es posible conjeturaar que no es casual que quienes promueven esta lectura ideológica hayan sido en su momento ad- lateres de aquel aspirante a amo que supo sentarse correctamente a la sombra de ese verdadero amo que fue Lacan, y que hoy o forman parte de sus huestes  o están enfrentados especularmente con El yerno. 
Claudio R. Boyé
Psicoanalista









NOTAS
1)   Quien generó mi inquietud por este prejuicio fue Alfredo Eidelsztein, en la clase inaugural de su seminario “Las estructuras clínicas”.
2)   Dice Miller: “Lacan formula, lo cual puede parecerles  paradójico, que el sujeto del inconciente freudiano, ese sujeto que aparentemente es muy distinto de un cogito, es el sujeto de la ciencia, es el sujeto puntual y evanescente de Descartes. Aquí tenemos que distinguir dos cosas. En primer lugar, este sujeto de la ciencia que emerge con Descartes, al mismo tiempo que emerge es rechazado del discurso de la ciencia, es a la vez una de sus condiciones, pero una condición forcluida, rechazada al exterior, lo que hace que la ciencia se presente efectivamente como un discurso sin sujeto(...)sic.
BIBLIGRAFIA
Lacan,J.: “ Ciencia y verdad”.
            “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”. Escritos, Ed. S XXI.
            “El objeto del psicoanálisis”. Seminario inédito
“Radiofonía y televisión”. Ed. Anagrama.
Roudinesco,E.: “Lacan”. Ed. F.C.E.
Miller J.A.: “Matemas I y II”.Ed. Manantial.
Edelstein, A: Apuntes personales de clases.
Milner,J.C.: “Lacan, la obra clara”. Ed. Bordes.Manantial.
Ritvo,Juan B.: "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada". Ed. Letra Viva.



[1] Al decir postlacanianos estoy equiparando el término con posfreudianos en el sentido evolutivo del mismo. Es decir aquellos que por ubicarse después en la diacronía se sienten obligados a hacer progresar un pensamiento, una teoría, por el mero hecho de que la evolución tiende a lo mejor. Olvidando que la evolución como tendiendo a lo mejor es un Ideal, y que el Ideal es esclavo de la sociedad.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Este texto fue escrito para la muestra del artista plástico Sebastián Miale, pero dado que el escrito tiene una densidad conceptual y una visión del arte y del artista que exceden su lugar en un catálogo es que decidí que se publique en este Blog que siempre tiene lugar para el arte y para aquellos que piensan sobre él.



Sobre lo femenino y lo innombrable

            Lo femenino se entrelaza con lo innombrable cuando es encarnado a través de la mirada de un otro-extraño. Ese otro, al intentar acercarse, se aleja; al procurar capturarlo, termina perdiéndolo. No puede descifrarlo porque no lo conoce, sólo lo percibe, como al movimiento invisible de las almas, a través de los sentimientos.
            Toda obra es un retazo de la biografía de su autor. Inevitablemente, hay un momento, un lugar, una experiencia que escapa a la conciencia del artista para dejar su huella, muchas veces, apenas perceptible.
            La huella autobiográfica se disfraza, se oculta. Se cuela a través de la mano que simula operar mecánicamente: circunstancial herramienta.
            Pero esa huella esta ahí, al final del trabajo concluido, para expandir el sentido.
            Hay una idea en Rilke: para escribir un verso verdadero, es necesario haber tenido experiencias profundas, intensas; y no basta con conservar únicamente recuerdos de ellas, sino que es fundamental saber olvidarlas por completo para que se hagan carne en el propio cuerpo. Sólo así, advierte, es posible un verso verdadero.
            Sólo así, ¿por qué no?, es posible el arte verdadero.
            Buscar el origen de una obra es sumergirse en las zonas oscuras de la sensibilidad de un artista. Zonas veladas, pero también siniestras: al abrir la puerta y comenzar el descenso, quizá lo único que se encuentre sea un inmenso vacío, pues aquello que guardan no debe ser visto. Aún así, el perseverante tal vez se contente con atisbar los rasgos de aquellas cosas alguna vez tan vívidas, tan conocidas, y que sin embargo ahora resultan ajenas. Cosas que, en el caos de ese submundo, han perdido su forma y su rostro; y, lo que es peor aún, han perdido su nombre.
            El arte se revela, entonces, como una forma de nombrar lo innombrable.
            Cada obra tiene su tiempo: un fluir inevitable. Amor y dolor son dos fuerzas movilizadoras que conviven dentro del hombre, oponiéndose y atrayéndose de manera constante, hasta terminar siendo la misma cosa. De la mano creadora, que sólo actúa pero no se detiene a cuestionarse, manan como un llanto o una risa.
            Porque resistirse sería abandonarse, consumirse lentamente.
            Y es en el final cuando hay algo que se declara, señalándose victorioso, y que sin embargo no es más que una masa de palabras vanas: al ser pronunciadas, se clausuran a sí mismas.
            Quizá, para algunos sea necesario comenzar a abrir preguntas, aventurar posibles respuestas, innundarse de esas palabras y ocupar con ellas la sala y el silencio; pero será precisamente en ese momento cuando el artista, de pie frente a la interrogación sobre el sentido, pida a gritos con las palabras de Fellini: “no me digan qué estoy haciendo; no quiero saberlo”.